Ser empresario, en primera persona

José Antonio López, co-fundador de EnviroControl SA nos cuenta detalles del día a día en su rol. Desafíos, gratificaciones y aprendizajes.

Cada 16 de agosto la Argentina celebra un día más para celebrar a los empresarios. Ese perfil clave en nuestra sociedad que a través de sus ideas y esfuerzos logra ensamblar la cadena laboral para lograr grandes resultados. Con éxitos y frustraciones, dolores y alegrías, pero sobre todas las cosas con mucho mérito por animarse a soñar.

José Antonio López, vicepresidente de EnviroControl, es un empresario mendocino que un día soñó que sería posible. Desarrolló junto a su socio, Remo Aragona, una organización con un equipo, al principio pequeño, pero que pronto tomó dimensiones inicialmente impensadas. Hoy, su empresa contrata de manera directa e indirecta a cientos de trabajadores cada mes y lleva adelante obras de enormes dimensiones en todo el territorio argentino. 


Animarse a dar el paso

Uno puede preguntarse si acaso el empresario argentino alguna vez proyectó estar en ese lugar. Quizás, surgió de un plan estratégicamente pensado, o bien, se fue dando a medida que la carrera profesional iba creciendo. “Seguramente, siendo empleado en relación de dependencia, soñé en formar un grupo de trabajo que pudiéramos prestar servicios de Automatización y Control, y que ese grupo se transformara en una empresa”, comenta José. La semilla se sembró y el proyecto fue tomando forma.




El inicio muchas veces responde a procesos tan complejos como meritorios, pero la clave está en lograr dar ese salto para crecer. Trabajar arduamente todos los días, sin perder de vista el propósito de empresa que se está montando y cumplir ese proyecto. “Una de las mejores cosas de ser empresario es la posibilidad de concretar los sueños”, aporta López. “Losgrar crear un servicio o un bien, poder ofrecerlo, para que alguien pueda usarlo, disfrutarlo y mejorar su calidad de vida o haga mas eficientes sus procesos de producción. Esa gratificación es una retribución clave en nuestro día a día. Así como crear equipos de trabajo con capacidad para enfrentar y resolver  desafíos técnicos brindando la mejor solución al Cliente.”

  

Pero como todo en esta vida, detrás de un gran logro hubo mucho trabajo, dedicación, esfuerzo e inevitables frustraciones. Los ciclos económicos cambiantes, el contexto social, político y financiero es inseparable de los gajes del empresario. “Es muy complejo no tener reglas claras, aprender a manejarse con variables desconocidas como la inflación políticas cambiantes, donde se desalienta en forma sistemática a quien quiere invertir y crear nuevos puestos de trabajo”, explica José. Desde lo académico también existen ciertas dificultades que hacen el panorama más grave: “Notamos el bajo nivel de educación técnica, lamentamos no poder contar con mano de obra capacitada en trabajos manuales.”


Desafíos y gratificaciones


Si de momentos gratos hablamos, al empresario en general le tocan varios instantes de orgullo personal que lo mantienen de pié para seguir creciendo. “Tengo muchos momentos de gratificación”, comienzo José, “cada vez que ganamos una obra sabemos que tenemos trabajo por varios meses mas y que podremos pagar los sueldos”. Saber que el proyecto está en continuo crecimiento es sin dudas uno de los grandes motores para cualquiera. “Y eso es lo que nos impulsa a seguir buscando nuevas obras”, concluye. 


Los retos se renuevan a diario y son parte del aprendizaje que no cesa nunca. Claro que los hay más grandes que otros. “Trabajo diariamente por vencer los desafíos y lograr obtener un crecimiento de eso. Podría mencionar varios, pero creo que algunos importantes son vencer la incertidumbre, lidiar con la inflación y saber decir que no”, comenta López. 


Lo cierto es que así como José, tenemos en nuestro país a cientos de argentinos que hoy sueñan con formar su empresa y lograr entrar en el entramado profesional que sueña en grande. “Un consejo?Que los sueños pueden ser cumplidos trabajando honestamente”, advierte José en un tono sincero y alentador, “es un camino más largo pero más seguro”, finaliza.